De Octubre a Noviembre
El primer fin de semana de octubre fue el elegido para el Seminario en Familia de ese mes. El motivo era la Ordenación Presbiteral de Don Carlos Hernández Prieto. En el encuentro de septiembre, dedicamos algún rato a preparar la velada de órdenes, de la que disfrutamos tras la vigilia de oración por el que iba a ser ordenado. La sagrada Ordenación Presbiteral es el acontecimiento más grande del Seminario, es la llegada a la meta del tiempo de Seminario, y se convierte en punto de salida del ministerio sacerdotal que dura "in aeternum". Es precioso ver las caras de los seminaristas menores siguiendo los momentos de la ordenación y es estimulante soñar que ellos, un día, estarán allí.
Octubre fue un mes de trabajo, pues había que tomarse lo académico totalmente en serio, y muy divertido. Algunos seminaristas participaron en la Primera Misa a Solemne de Don Carlos en su Parroquia, a los ocho días.
El día cinco fuimos a Astorga para la bendición e inauguración de las instalaciones del Seminario Mayor y celebrar la vuelta de nuestros seminaristas mayores a Astorga. Fue bonito porque, si Dios quiere, esa será nuestra casa.
Los días diecisiete y dieciocho participamos, en Santander, en un encuentro vocacional organizado por las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús. Como éramos más seminaristas que coches, porque en el Seminario cada día hay menos sacerdotes y tienen más obligaciones, nos fuimos en furgoneta: ¡toda una experiencia!. En el encuentro vocacional, nosotros estuvimos en los grupos de niños y adolescentes contando nuestra experiencia como seminaristas, y pasamos junto con ellos el día. Las hermanas habían preparado una divertida gymkana que giraba en torno a las obras de misericordia corporales y espirituales. El Domingo, antes de venirnos, nos asomamos al puerto, porque a algunos de los pequeños viajeros les parecía imposible que tras las montañas se encontrase el mar: todo un descubrimiento.
También en octubre dio comienzo la Eucaristía dominical en la Iglesia de San Andrés, Centro Diocesano de Pastoral Juvenil "Juan Pablo II", en la que participan los seminaristas menores y que está al cargo de los sacerdotes del Seminario, así como la oración mensual de oración por las vocaciones, un viernes al mes en el Convento de las Madres Concepcionistas en la Calle del Reloj.
El último fin de semana del mes contó con un "sábado de la misericordia" en que estuvimos en una residencia de ancianos "visitando al enfermo"; fue en la residencia de Campo y estuvimos junto a otros jóvenes de colegios religiosos de la ciudad que se habían unido a la iniciativa.
El mes de octubre, mes de las misiones, acogimos en nuestro Seminario al Padre Antonio, misionero comboniano, que estuvo en el arciprestazgo dando a conocer su experiencia de misión "ad gentes". Con Él compartimos la mesa, nos presidió la Eucaristía algún día y pudimos charlar con Él, a parte de visitarnos en el Colegio Diocesano. Cada noche de octubre, al acabar de recoger la cena y la cocina, rezamos el Rosario, normalmente paseando en el patio y ofreciendo cada misterio por una intención.
Con el puente "de los santos", nos fuimos a casa, y regresamos el día de "los fieles difuntos" para la celebración de la Santa Misa.
Durante esa primera semana de noviembre, nos visitó la "Inmaculada Joven" a la que recibimos en la Misa del Seminario del martes en la Parroquia de San Ignacio, dando comienzo un triduo; en la noche del jueves, celebramos una vigilia mariana con miembros de diversos movimientos apostólicos y, el viernes, en la Capilla del Colegio, oramos ante Ella con los compañeros de nuestras clases en el turno que el Departamento de Pastoral nos había asignado.
Al final de esa semana, tuvo lugar el Seminario en Familia del mes de noviembre, y se celebró en Ponferrada, en el Seminario, desde la tarde del viernes seis hasta el Domingo día ocho. El sábado fue un día dedicado al estudio y a la formación, aparte del tiempo de oración y los ratos de convivencia, porque el Domingo nos desplazamos a Fabero, con la Delegación de Pastoral Juvenil, al Magosto Diocesano: a la llegada visitamos el "pozo Julia" para conocer el trabajo de los mineros y la importancia que había tenido en esa parte de nuestra Diócesis. A continuación, celebramos la Eucaristía en la iglesia nueva, presidida por el Rector del Seminario Mayor. Al terminar, en la casa de las monjas, tuvo lugar la comida y el Magosto. El día fue estupendo, nos lo pasamos muy bien, y vinimos teñidos de negro para el Seminario.
Al concluir el Magosto, un chico se dirigió a Don José Antonio, nuestro Rector, para decirle que iba a venir a conocer el Seminario y cómo era la vida en él. Vamos a rezar por Pablo, porque en el Seminario puede estar su futuro.